viernes, diciembre 30, 2011

MAS 1. La propuesta

Mister arrogante seductor

A ratos un engreído insoportable, a ratos un seductor. Bella Swan no sabe si Edward Cullen es bipolar, pero tiene una cosa clara: trabajar para él es un castigo. Y no sabe qué ha hecho para merecérselo. Continuación de El soltero de oro.




Capítulo 1. La propuesta

El primer día de diciembre, la visita inesperada de Edward Cullen y una oferta imposible de rechazar, pero que Bella no está dispuesta a aceptar.


martes, diciembre 27, 2011

Adelanto MAS: Capítulo 2. La modelo

La maldije entre dientes. A ella y a su molesta habilidad por dejarme colgada en medio de un mar de dudas. Sí, aquello de lanzar exclamaciones crípticas al aire y darse media vuelta, dejándome clavada en el sitio y sin comprender absolutamente nada, era muy de su estilo. A Alice le gustaba el drama. Demasiado. Casi tanto como hacerse de rogar.

A mí, por el contrario, me gustaban las cosas claras. Cristalinas.

—¿De qué hablas, Alice?

Ella volvió a reír por lo bajo, antes de volverse hacia mí y dedicarme una mirada cargada de condescendencia. De esas que tanto odiaba.

—Te gusta más de lo que pensaba —aseguró, con total convicción.

Y en ese momento, en ese preciso instante en el que necesitaba calcular mis palabras con cuidado, mi subconsciente me traicionó.

—No tanto.

No me di cuenta de lo que acababa de decir hasta que las palabras se escaparon de mis labios. Se quedaron ahí, flotando en el aire entre nosotras dos, en medio del pasillo de perfumes, y parecían reírse de mí, casi tanto como la sonrisa burlona que ya exhibía Alice.

Gracias por abandonarme, filtro mental.

Quizás no era demasiado tarde para enmendar mi antológica metedura de pata. ¿Verdad?

—Quiero decir… ¡no! —añadí rápidamente, con el énfasis propio de los mentirosos que buscan desdecir sus palabras—. No me gusta. En absoluto. Nada. Cero. Le detesto.

No necesitaba que Alice alzara las cejas para saber que no se creía ni una sola de mis negativas. Pero aún así lo hizo.

—Lo de que le detestas es cierto —concedió—. Tan cierto como que te gusta. Y mucho.

* * *

Negar lo evidente es una pérdida de tiempo. A  ver cuánto tarda Bella en enterarse.

martes, diciembre 20, 2011

Publicar fics me estresa

Y mucho, además. Los títulos siempre me parecen horribles, los resúmenes se me pasan de palabras y cada vez que marco la categoría Romance/Humor me siento encasillada. Aunque hace tiempo que tengo asumido que lo mío no es escribir drama. Ni misterio, ni acción, ni... bueno, ni nada que se aleje de la comedia romántica.

¿A qué viene el desvarío? A que me toca subir un nuevo fic. El primer capítulo está ya terminado (¡por fin!). Queda revisarlo por enésima vez, rebuscar en mi mente a ver si se me ocurre un título mejor (seguro que no) y pelearme con el panel de fanfiction.net. Ah, sí. Y aguantarme los nervios típicos del estreno.

Mientras tanto, un pequeño vistazo al nuevo Edward. Muy distinto al del mis anteriores fics.

* * *
—Te veo cambiada —dijo, ignorando mi último comentario.
Hice desaparecer las últimas cintas de espumillón en uno de los cajones de la mesa, antes de reincorporarme para volver a encararle.
—Debe de ser el despacho —comenté, encogiéndome de hombros en un intento por aparentar indiferencia.
Edward Cullen se limitó a observarme sin mediar palabra, inclinando ligeramente la cabeza hacia un lado. Su expresión era impenetrable y absolutamente imposible de descifrar, pero me pareció captar la sombra, apenas perceptible, de una sonrisa en sus labios. Y aquello era lo peor que podía ocurrir. Sabía cómo enfrentarme al cabrón arrogante, pero su faceta de capullo seductor era todo un enigma para mí. Cuando los comentarios insolentes se convertían en frases con doble sentido y las miradas duras se transformaban en medias sonrisas perfectamente calculadas, me encontraba completamente perdida.
Además de jodida. Muy jodida.
—Hmm, no —murmuró al cabo de unos segundos—. No es el despacho, es otra cosa. Déjame pensar —pidió, componiendo una falsa mueca reflexiva que inmediatamente se transformó en una breve sonrisa burlona—. Ah, sí. Ya sé. Es la ropa. La última vez que te vi, no llevabas tanta encima.

lunes, diciembre 05, 2011

Adelanto MAS: Capítulo 1. La propuesta

La voz de Jessica Stanley, mi ayudante, se coló por el interfono.

―Bella, tienes una visita ―anunció. Soltó una pequeña risa adolescente y bajó la voz para añadir algo más, en tono confidencial―. Es Edward Cullen.

Clavé mis ojos sobre los de Alice.

―Edward Cullen ―murmuré para mí misma, en trance. Sólo cuando escuché su nombre salir de mi boca y quedar en el aire, flotando entre las dos, caí en la cuenta de los que aquello significaba―. ¡Joder! ―exclamé, con más intensidad de la que pretendía― ¡Edward Cullen!

―¡Chisst! ―ordenó Alice, llevándose un dedo a los labios y lanzándome una mirada de advertencia―. Baja la voz, estas paredes son de papel. ¿O quieres que Edward Cullen te encuentre en su despacho, gritando su nombre?

―No sería la primera vez que lo hago ―gruñí, molesta por el goteo imparable de recuerdos indeseados que comenzaban a abrirse paso en mi mente sin permiso.

Alice borró su mueca crispada, sustituyéndola por una sonrisa sibilina.

¿Ah, sí? ¿Tan bueno fue? Nunca me has contado los detalles.

―Porque no hay nada que contar ―repliqué, en un intento vano por zanjar el tema.

―La rumorología sobre Edward Cullen es muy variada ―continuó Alice, sin darse por vencida―. Y bastante increíble. ¿Es cierto lo que dicen? ¿Que la tiene tan grande que...?

Oh, por favor.

―La verdad, Alice, no me apetece discutir sobre los genitales de Edward Cullen cuando el propio Edward Cullen se encuentra al otro lado de la puerta ―aseguré.

* * *   

Un pequeño adelanto sobre el nuevo fic. El capítulo avanza sorprendentemente bien, pero no soy muy de fiar con los tiempos, así que mejor no digo cuándo podré subir el primer capítulo. Pero será pronto (espero).

domingo, diciembre 04, 2011

Premio al empleado del mes


Para Bella, las largas semanas en el trabajo son más llevaderas gracias a la presencia de su compañero Edward. Pero cuando ambos deben competir por un aumento de sueldo, los amigos se convierten en enemigos. Y las sonrisas amables no son más que puñadas en la espalda. [One-Shot]

El soltero de oro



Edward Cullen es el soltero de oro de la ciudad y quiere celebrar su cumpleaños por todo lo alto. Bella Swan se dedica a organizar fiestas y prefiere que le arranquen las uñas antes que tener que ponerse a las órdenes de semejante imbécil. [One-Shot]