miércoles, marzo 14, 2012

El apartamento del capullo

No suelo hacer estas cosas de ilustrar mis historias, pero rebuscando por Internet me encontré con unas cuantas fotos bastante chulas. Si el capullo existiera, éste sería su apartamento. Le pega bastante y además tiene piano. A mí no me importaría vivir ahí.

Por supuesto, no falta el baño ;)

lunes, marzo 05, 2012

Adelanto MAS: Capítulo 6. La ducha

Ni siquiera dediqué una milésima de segundo a reflexionar sobre mi siguiente movimiento. Más tarde, me diría a mí misma que había sido víctima de un ataque de locura momentánea. Más tarde, inventaría mil excusas, a cada cual más absurda, para justificar mi comportamiento.

Más tarde.

Pero no en ese momento.

En un acto reflejo, coloqué la palma de mi mano sobre la superficie de madera e hice algo que no debería haber hecho. Empujé la puerta.

Una oleada de vapor me azotó en la cara y aspiré el inconfundible olor de Edward Cullen, ese aroma que reconocía a la perfección y que, por mucho que odiara admitirlo, había aprendido a disfrutar. La estancia se encontraba inundada de luz, como el resto de la casa, pero el vapor tornaba las figuras en manchas borrosas y deformaba sus contornos.

Escudriñé el baño con los ojos entrecerrados, pero los abrí en señal de sorpresa cuando, a mi izquierda, mi mirada se topó con la ducha.

Con la ducha.

Con la figura de Edward Cullen de espaldas a mí.

Con su cuerpo desnudo.

Y con el agua caliente deslizándose por su piel.

Todo en ello en una misma visión. ¿Qué más necesitaba una mujer para morir y dejar este mundo con una sonrisa de felicidad dibujada en sus labios?

Probablemente, encontrarse dentro de esa ducha, atrapada entre los fríos azulejos y el cuerpo desnudo de Edward Cullen.